me estoy rindiendo...
Si no me has perdido ya, poco te queda para conseguirlo. Volver a ti cada vez va resultando menos atractivo y más agotador. Todo tiene un límite y tú ahora rozas el mío, aunque seguramente no seas consciente de ello.
Lloro, por fin, y lo tomo como un buen síntoma: me estoy rindiendo. Siento que el combate acabará pronto. Por eso voy a regalarte las batallas que nos quedan y la guerra entera. Entenderé cuando, llegado el momento, te sepa agria la victoria porque me pierdes, pero no se puede ganar todo.
Cojo las riendas con infinita tristeza, me rindo definitivamente. Tomar esta determinación no me resulta fácil, me doy cuenta de que para pasar página también se tiene que ser valiente y estoy segura de que merecerá la pena aprender a serlo.
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