Estoy cansada, agotada te diría. Sencillamente, no puedo más. Me urge recomponerme, cuidarme, devolverme mi equilibrio ahora maltrecho y respirar... Y quererme, para poder quererte cuando llegue el momento, porque te prometo que así no puedo hacerlo. Y deseo estar bien, recuperar mi alegría y enterrar lo que sea que me ha hecho tocar suelo, y que más de una vez ha estallado contra ti.
Me he perdido como creo que nunca lo había hecho. Se despertaron todos los miedos, la ansiedad se hizo bandera y reinó el caos. Mis fantasmas despertaron a los tuyos y fuimos multitud. En pleno desorden fingí normalidad pero no convencí a nadie.
Pausadamente recojo los trozos de mí que he descuidado en estos últimos tiempos. He decidido detenerme, sentarme en el banquillo, dejar que todo siga un tiempo sin mí mientras hago de espectadora de mis propias relaciones. A veces hay que mirar adentro, recomponer lo que sin saber cómo ha alcanzado un nivel de deterioro por debajo de un umbral mínimo y trabajar para mí, con mimo y esmero, haciendo acopio de todo el amor que puedo darme.
Ahora sé que me perdí porque necesitaba encontrarme. Prometo que regresaré, siento que desearé volver a ti tarde o temprano, aunque a veces mi cabeza se oponga.
No sé si estarás a mi regreso, pero tengo la esperanza de reencontrarte a mi vuelta.