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Ssshhhh...

corría...

Aún no había salido el sol y corría. Lo hacía con determinación, inconsciente de si escapaba o regresaba, con la máxima de no permanecer quieta un segundo más.

Pensé en el suelo resbaladizo, en que debería ir más lenta, en el maldito color de tus pestañas.

Caí y me asusté. Me horrorizó un chasquido, aunque peor fue sentir que me costaba respirar, saber que hoy se había roto algo más. Yo misma. Y lloré por todo, con intensidad, exorcizando cada sueño que construiste para mí.

Se confundieron mis lágrimas, la lluvia y el recuerdo difuso por la ansiedad de tus palabras calladas. Me permití el lujo de sacar toda la mierda. No te imaginas lo bien que me sentó hacerlo.

 

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